Santa Eulalia de Oscos, tierra de herreros y maestros del fuego, se extiende entre montañas y valles donde la historia se ha forjado con el martillo y el yunque. Este concejo, cuna de la forja tradicional asturiana, conserva en sus aldeas el legado de un oficio que moldeó su identidad y dejó en pie fraguas y molinos que aún hoy evocan su esplendor. Entre sus calles empedradas y casonas de piedra con tejados de pizarra, Santa Eulalia respira la esencia de la Asturias occidental, donde la arquitectura popular y el entorno natural conviven en armonía. Un rincón donde el tiempo parece detenerse y la memoria de los antiguos herreros sigue viva en cada golpe de martillo.
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